Epilepsia en Perros: Causas, Síntomas y Tratamiento

Aunque parezca extraño los perros pueden padecer de epilepsia. La epilepsia en perros es un diagnóstico que causa preocupación en los dueños de mascotas y para ayudarte a lidiar con el problema aquí te explicaremos cuales son las causas, síntomas y tratamiento.

La epilepsia en perros se observa en el 2.5% de los animales, considerándose el trastorno neurológico más común en los caninos.

Se caracteriza por una serie de convulsiones recurrentes que pudieran ser hereditarias o por causas desconocidas.

La determinación de las causas y tratamiento varía dependiendo de la causa, que debe ser dictaminada por un veterinario en función de su recurrencia y severidad.

Qué es la epilepsia en perros

Es un trastorno cerebral que se caracteriza por convulsiones recurrentes. 

Se puede describir como un corto circuito en el cerebro que causa espasmos, temblores y convulsiones.

Por lo general es una enfermedad de por vida.

Los perros pueden tener episodios de forma intermitente o con mucha frecuencia, llegando, incluso, a sufrir convulsiones varias veces al día. 

Todo esto dependerá de la gravedad del problema y el tipo de epilepsia que presente la mascota. 

Cuáles son las causas de la epilepsia en perros

No existe una causa específica, aunque varias razas son propensas genéticamente a padecer epilepsia. 

Las razas con mayor índice de epilepsia son los Beagles, Border Collies, Boxer, Cocker, Dachshund, Golden Retrievers, Labradores, Caniches y San Bernardo.

La edad también puede ser un detonante.

Además, es posible que un perro sufra de convulsiones por otras patologías, como pueden ser las enfermedades hepáticas, diabetes, problemas de electrolitos, anemia, lesiones craneales, algún tipo de cáncer o encefalitis. 

Cuáles son los síntomas de la epilepsia en perros

El síntoma más destacado es la presencia de convulsiones que pueden ser focalizadas, presentándose únicamente en una parte del cuerpo, o generalizadas, cuando afectan a todo el cuerpo. 

Antes de las convulsiones, el perro presenta ansiedad, se sentirá asustado o aturdido, como si supiera lo que le va a ocurrir.

Durante las convulsiones el animal puede presentar rigidez de cuello y patas, masticación involuntaria, babeo, palpitaciones, vocalización, posible evacuación de orina y heces, temblores e incapacidad de mantenerse en pie. 

Las convulsiones suelen durar entre 30 y 90 segundos, aunque pueden prolongarse.

Durante este tiempo el perro no tiene conciencia de lo que ocurre a su alrededor.

Una vez que finalizan las convulsiones la mascota queda en un estado de confusión y presenta cansancio y letargo. 

Cómo se diagnostica

El veterinario realizará una serie de pruebas y evaluaciones para determinar la causa de las convulsiones y confirmar si se trata de epilepsia. 

Comenzará recopilando información detallada sobre el historial médico del perro, incluyendo la frecuencia y duración de las convulsiones, los desencadenantes potenciales, la edad de inicio y cualquier otro síntoma asociado.

Además, realizará un examen físico completo y un examen neurológico para evaluar las funciones cerebrales y buscar signos de anomalías o disfunciones.

Se pueden realizar análisis de sangre para evaluar la función hepática y renal, los niveles de glucosa y calcio, y para detectar infecciones o enfermedades metabólicas que puedan causar convulsiones.

Un análisis de orina puede ayudar a detectar enfermedades renales, diabetes u otras condiciones que puedan causar convulsiones.

También, pueden ser necesarias pruebas por imágenes como resonancias o tomografías.

Cuál es el tratamiento para la epilepsia en perros

El tratamiento tiene como objetivo reducir la frecuencia y la gravedad de las convulsiones y mejorar la calidad de vida.

Es importante tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, la epilepsia no se puede curar, pero sí se puede controlar. 

Existen varios medicamentos antiepilépticos disponibles, y el veterinario determinará cuál es el más adecuado según su salud general, la gravedad y el tipo de convulsiones. 

Los medicamentos más comunes incluyen fenobarbital, bromuro de potasio, levetiracetam, entre otros. 

Es posible que se requiera una combinación de medicamentos para controlar las convulsiones de manera efectiva.

Los perros que reciben tratamiento para la epilepsia pueden necesitar un monitoreo regular de los niveles de medicación en la sangre, así como ajustes en las dosis, para garantizar la eficacia del tratamiento y reducir los efectos secundarios.

Si la epilepsia tiene su origen en una afección como un tumor cerebral, una enfermedad metabólica o una infección, es fundamental tratar la causa subyacente para controlar las convulsiones.

Algunas terapias complementarias, como la acupuntura, la fisioterapia y los suplementos naturales, pueden ser útiles, sin embargo, siempre debes consultar al veterinario antes de agregarlas al plan de tratamiento.

El manejo de la epilepsia requiere paciencia, compromiso y una comunicación estrecha con el veterinario. 

Cómo ayudar a un perro con epilepsia

Si tu mascota sufre una convulsión lo ideal es que te mantengas cerca de él pero evitando acariciarlo ya que puede hacer movimientos involuntarios y hacerte daño sin querer.

Es importante que tomes la hora y el tiempo de duración de las convulsiones para que puedas informar al veterinario. 

Si la convulsión le da en un lugar peligroso, muévelo con cuidado a un lugar donde esté más tranquilo y háblale en tono suave. 

Por lo general las convulsiones aumentan la temperatura corporal por lo que puedes ponerle paños de agua fría entre las patas. 

Una vez que hayan finalizado las convulsiones deja que tu perro duerma y descanse, que coma o tome agua, y comunícate con el veterinario para comentarle sobre el episodio. 

Cuál es el pronóstico para un perro con epilepsia

Con el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado, la mayoría de los perros logran mantener vidas plenas, pudiendo reanudar un estilo de vida prácticamente normal. 

Para ayudar a tu mascota es importante realizar visitas periódicas al veterinario, mantener una alimentación balanceada, evitar someterlo a situaciones estresantes y cambios bruscos.

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